domingo, junio 10, 2012

La caída del Panzer.

Algo más de cinco años han pasado desde que me tropecé con el Panzer en un compraventa. Días oscuros  eran; el crucero Nubian había dejado de prestar servicio debido a una complicada e irresoluble avería. Los tiempos eran duros, eran complicados y había que encontrar un nuevo vehículo pronto y bien de precio. Estoy pensando como nos adaptamos a las circunstancias y ahora mirando a ese pasado de cinco años atrás se me escapa una sonrisa irónica al pensar en cómo las circunstancias son ahora infinitamente más duras. Si ya en aquel entonces se barruntaba la tormenta -lástima de tanto imbécil que no la viera y tener que pagar por ellos- mejor no hablar del cataclismo que vivimos ahora. Pero bien, circunstancias difíciles entonces y ahora. Desde luego con las mismas espectativas y predisposición a liquidar cualquier dificultad. De modo que vuelvo a recordar ese compraventa donde buscando un par de modelos concretos no tenía desde luego en perspectiva al Panzer. Y allí estaba, con sus neumáticos Dunlop de perfil bajo gastados, su magnífica y atemporal línea y un frontal digno del mismo calificativo.

Desde luego que era el elegido. Salimos a probarlo, mejor dicho salimos a probarlo pero sin conducirlo puesto que fue el dueño del establecimiento el que lo conducía. Diesel, desde luego sonaba a Diesel. En ese momento venían a mi cabeza los incontables artículos y opiniones de revistas y profesionales del motor sobre fabuloso motor XUD9 del grupo PSA. No estaba mal, un motor indestructible por fama y el prestigio de Peugeot en las berlinas del segmento D. Un 406...un panzer. Si, era francés y desde luego un tanto esperpéntico que a una berlina francesa se le bautizara con el nombre de un baluarte móvil del enemigo histórico germano. Aún así consideré que era el nombre más apropiado.



Costó acostumbrarse al Panzer, a sus dimensiones y a su motor diesel. Cada vez era más palpable el acierto con ese nombre al recordar las dificultades de los panzer originarios y sus legendarios motores Maybach. Pero había sido una buena elección. El tiempo lo demostró. Si, como me dijo mi compadre Navarro -bienvenido al universo electrónico de Peugeot-. Cierto es reconocer la particular electrónica que equipaba el Panzer. Ese sonido de intermitencia que captaba sin estar encendida. Luces del cuadro que se perdían y aparecían. Termostato con vida propia y esa increíble gama de temperaturas del motor. Si, ahora  ya si puedo hacer pública mi sospecha que el Panzer tenía más kilómetros de los presentados en su marcador. ¿Averías? Podría citar algunas o muchas, según se mire. Pero de poca importancia es reseñarlo. El pánzer nunca me dejó tirado en una mala situación. El amortiguador delantero derecho no se partió en carretera sino en una tranquila calle y a una velocidad donde no supusiera ningún riesgo. El motor jamás me dejó en mitad de ninguna carretera y lo que es más...En su final supo aguantar en pleno centro y a horas de colapso circulatorio hasta llegar a la cochera.

Es un coche de padre de familia mayor...no te pega, y algún comentario de temática parecida. Necios, era mi automóvil. Poco más que decir. Cinco años de un servicio magnífico. Cinco años con un balance manifiestamente positivo. Y cinco años donde probablemente volvería mirando atrás a apostar nuevamente por su elección como mi automóvil. Por eso, por mi pasión por los automóviles y por el magnífico servicio que ha prestado a los míos y a mi. Muchas gracias Panzer por cinco años disfrutando de tu conducción. 

No hay comentarios: