Leído en el Ideal y prueba concluyente que mi cruzada contra las chanclas usadas en todo momento era la contramedida adecuada. Si leen la noticia verán como los hosteleros de zonas como Barcelona o el típico centro de Málaga -calle Larios etc- están que trinan porque los turistas se les meten casi que en paños menores a realizar consumiciones. Dicho de otro modo los señores entran a pecho descubierto y las señoras con la mitad de la braga metida por la frontera divide cachetes y si hablamos de tangas...pues ya está todo dicho. Imagínense a los hosteleros de las Ramblas con los ojos como platos al ver un desfile de bañadores por sus Ramblas. A esto lo llaman ya el "efecto merdellón".
Yo entiendo que si uno está en la playa no se va a poner ropa de calle para ir al chiringuito. De hecho en nuestra costa granadina no hay ese tipo de problemas porque se acepta que en los chiringuitos de las playas y en los paseos marítimos uno vaya de bañador. Cosa distinta sería si aquí en mi prodigiosa ciudad por el entorno de la catedral, o en plaza nueva, campo del príncipe etc estuvieran todos los turistas y granadinos incluídos sentados en las terrazas y dentro de los bares en plan pecho lobo o culete al fresco de la loba.
Está claro que hay una batalla perdida a todas luces. El domingo pasado estaba con el Maestro tomando unas birritas al fresquito de las terrazas del campo del príncipe y un par de mesas frente a mí -¿ves esa primera mesa....?¡pues no...la siguiente!- había un grupito de turistas progresistas. Si, soy un jodido etiquetador pero es así. Todos bien provistos de material ferretero en la cara, dos de ellos con rastas etc. Estaban tomándose unas birras también como nosotros. Pues muy bien coño que allí se estaba en la gloria y hay que aportar al único motor que tiene Granada, el turismo. Total que estaba yo precisamente hablando con el Maestro sobre el artículo que venía en el periódico tratando el tema de las carreteras en Granada cuando observo como uno de los rastas-progres de la mesa que ya tenía fichados pues no se le ocurre otra cosa que desprender su pie de la cochambrosa jodida chancla y ponerlo tal cual en la silla en la que estaba sentado, subiendo la pierna y obviamente colocando su pie en el campo de visión de todo aquel que estuviera sentado en la terraza. Por supuesto para terminar de hacerlo de forma correcta y coherente con su educación comenzó a rascarse y masajearse el pie, como digo a la vista de todo cristiano.
Mi primera reacción fue levantarme y decirle al puto rasta-progre de los cojones que ya está bien de carencias de educación y si le pica el pie se lo rasca no a la vista de todos y menos donde se está comiendo y bebiendo y aún menos cuando estamos ya hasta las narices de ver sus sucios y cochambrosos pies por llevar esas mierdosas chanclas. Mucha libertad y mucha mierda de derechos pero aquí el principio fundamental de respetar a los demás nos lo pasamos por nuestros santos cojones que para eso tenemos esta democracia. Talante, mucho talante para aguantar a tanto mierdoso.
No dije ni hice nada de eso, solamente le comenté al Maestro que mirara a esa chusma votante de Aído y demás morralla que con mano férrea nos llevan a la ruina segura. Y allí seguía el colega hablando con sus colegas de mesa y venga a toquetearse los dedos del pie. Desde luego un producto con el marchamo del sistema de educación de España.
Porque el problema lo sabemos, hace una semana escuché a Alfonso Rojo diciendo una frase que desde entonces la he repetido varias veces. En España ya no cabe ni un solo tonto más. Tenemos tal número de tontos que no entra ninguno más. No estoy diciendo con esto que los que entran son tontos -que también son muchos tontos los que entran...es así- sino que con los tontos de producción propia estamos más que repletos. El grado de estupidez nacional ha llegado a su culmen. El puto espíritu del todo vale en todos los sentidos.
A quién coño se le escapó de atar a la sra Ana Mato compareciendo en la sede del PP con ese moreno próximo al negro titanlux cuando hay cientos de miles -millones en realidad- de españoles que no tienen vacaciones tanto porque están en el puto paro como porque aún siendo de los afortunados que trabajan están ahogados por hipotecas etc y como mucho van un día a la playa en plan setentero con las tortillas, la cocacola -o refresco cola hacendado del Mercadona- aguantando colas kilométricas de domingueros playeros salidos del pozo del tiempo. Y ahí tenemos a la señorita superpija-estirada-de-moreno-que-te-cagas dándonos ejemplos de moral. Por cierto la misma que no sabía que uno de los colegas estos del caso Gurtel le había costeado la comunión del niño, cosa por otra parte hasta creíble porque se notaba de forma totalmente aciaga que la señorita negra del sol se había aprendido de memoria la parrafada a soltar y tenía prisa por liquidar pronto la comparecencia no fuera a ser que sus amigas ese día terminaran más morenas que ella y fuera luego ella la blancucha que desentonara en la terraza chill-out de moda.
Basura por todos lados, mierda de país en el que estamos, y claro ya para terminar la historia ahora aparece el príncipe de Asturias con unas chanclas-sandalias fashion denominadas "avarcas". Por cierto que aquí se llamaban "alvarcas" y según mi padre las utilizaban aquellos que no tenía para zapatos en los tiempos cincuenteros y sesenteros de la España de Franco. Pero hoy en día como somos tan guais y progres pues todos con las avarcas tipo principe de Asturias a que el resto del país nos vea los dedos doblados que tenemos y esto desde luego une mucho. Lo cierto es que si tengo que rendirme a la evidencia que la figura de la monarquía une en este país de extremismos ideológicos. Me adhiero a la evidencia, porque es así que tanto los impresentables progres socialdemócratas de nuestros socialistas así como los estirados liberales a tiempo parcial de mucha gente del PP todos van a la moda de calzarse las avarcas del príncipe y los supertacones que utiliza Letizia para deslizarse por los pasillos de los palacios gratamente costeados por el en contínua expansión número de tontos que ahogan el sentido común de este país.
Espero que si alguna vez estoy un poco apurado de calma y tengo un mal día, igual me voy a tomar algo a algún bar de la ciudad por aquello de evadirme y distraerme. Pues es probable que ocurra que me encuentre rozándome con un petardo rasta chanclero sin camiseta puesta y casi seguro que como terapia termine haciendo cierta hondonada en la barra del bar con la cabeza progresista del descrito sujeto. Ese día que no se me subleve nadie que estoy en mi santo derecho de tener un mal día y perder mínimamente los papeles.
Y eso...todo hay que decirlo que es uno de los veranos en los que he pillado más moreno, hasta yo me estoy contagiando. Pero bueno, intentemos capear el temporal que llegará el día en que se nos de la razón, mientras tanto al menos uno enriquece el espíritu viendo lo bien que sientan a las nenas los vestiditos cortos de verano, vaporosos o más ceñidos que hacen que uno olvide cómo coño hay tanto gilipollas en este país.
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