A pesar del nevazo de este fin de semana en algunas partes del país. A más de uno se le habrá jodido el plan de fin de semana...claro que de igual modo los esquiadores están más anchos que largos con el exceso de nieve. No tienen más que ver que mi Sierra Nevada es la segunda estación europea con más espesor de nieve, y eso que estamos en el sur.
Yo desde luego y cumpliendo primero con el precepto de la bienvenida siempre a la lluvia, hay que pensar un poco en nuestro amigo Lorenzo -me refiero al sol...esto para personas despistadas- y en echarlo de menos. Desde luego confieso que si este que escribe tuviera que pasar por vivir más al norte y en consecuencia acumular días y días vividos bajo un permanente nublado resultaría cristalino que estaría insoportable y con una mala leche permanente digna de estudio.
Necesito el sol y la claridad. Eso no quita obviamente que siga disfrutando enormemente de la noche. De la noche y de los antros. Danto un pequeño salto narrativo tengo que señalar lo bien que pasamos ayer la jornada nocturna. El sr Jiménez y la señorita Mercedes, el sr Delarge, el sr Calvo y este que escribe. Buenas tapas en la patrona con buen fútbol, un par de copazos en el Jade...Por cierto que no todo sería bueno puesto que no había existencias de Jamenson y el paladar del sr Delarge y el mío propio son más proclives a el cordial de Jamison que de Cutty. Por lo demás y una vez retirados la parejita...los tres restantes terminamos por escuchar buena música y trasegar excelente y fresquita cerveza en el Lobos -en plaza Einstein-. Cerveza y buena música -tenía que haber prestado más atención a las señoritas del lugar pero el cansancio me podía- siempre es buena combinación.
Retomando el hilo del penúltimo párrafo que frío joder que hacía también esta pasada noche. Miren ustedes que los granadinos estamos acostumbrados a frío extremo al igual que a torrarnos como pancetas humanas. Por desgracia nuestra tierra tiene entre sus pocos defectos -los defectos siempre son de los habitantes nunca de la tierra- en adolecer de dos estaciones climatológicas. Otoño y primavera son dos equinocios que no disfrutamos en tierras granadinas. Aún así es curioso como esta tierra tan poco dada a oportunidades de trabajo, donde los lugareños -en este paquete entro yo- disfrutan con una mala leche de proporciones bíblicas...termina atrayendo y convirtiendo en lugareños a todo extranjero que la visita. Dicen todos igual, se vive bien en Granada.
Pues si, a pesar de tener que ir permanentemente con un ojo mirando al suelo para no pisar la caca de perro de turno -hoy no voy a incidir en el tema-, de estar rodeados de flojeras pies negros, marranos por concepto, de convivir con pares empeñados en destrozar el castellano, bajo el imperio del mal de la junta andaluza...y rezando porque no te caiga un mal de ojo de una gitana rumana a lo que no le has soltado el impuesto revolucionario-maldición de turno. Con un metro y obra correspondiente para a su construcción con periodo de finalización en la próxima glaciación, si, si si, definitivamente se vive bien aquí.
Pero como dice el título del post. Se acerca el buen tiempo. La señoritas lucirán sus vestidos de tirantes y yo seré feliz con su visión. Más féliz desde luego si alguna me presta la suficiente atención. Cierto, se vive bien en Granada.
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