El titular lo he copiado de El mundo, bueno el titular y la idea para este post, uno de mis favoritos por otro lado. Hablar de cocina moderna, o de autor, o de laboratorio...me encanta.
Desde luego no me alegro porque el Bulli cierre por no ser rentable. Si que me alegró al ver que este Adriá además de ser un buen cocinero -está claro que un globero de la cocina no es- es un tipo listo. Si leen la noticia -para eso he puesto el link anterior- verán que supuestamente nuestro amigo cocinero y su hermano han abierto una snackeria -¿Umm?...ni idea- para disfrutar de "las mejores creaciones de la cocina moderna al ridículo precio de 50 euros" -copio literalmente de la noticia del periódico- y es una pasada. Largas cincuenta sestercios y lo cierto es que te garantizan un surtido de miniplatos de pinypon que te quedas igual pero con la mencionada cantidad anterior de menos en el bolsillo. Negocio redondo.
¿Me puede decir alguien cuál es el margen en este negocio? Siempre hay que tener presente cuánto se saca con el negocio, porque si, todos sabemos que parte de "culpa" en el cierre del Bulli -he puesto antes culpa entre comillas por algo- reside en su falta de rentabilidad. Pero vamos que echando números generales a ojo de buen cubero no hay que ser ningún lince económico para deducir que sin el Bulli Adriá no podría dar conferencias -bien pagadas- publicar libros de recetas -bien pagados también- y demás patrocinios que le han propiciado engordar la bolsa de los sestercios.
Y ahora qué. Nada, con nuestra oscura amiga crisis plácidamente instalada entre nosotros sin fecha de salida queda mejor pegar sablazos neogastronómicos en plan saldo moderno y de soltar los doscientos cincuenta euros mínimos del menú degustación...pues apoquinamos cincuenta por unas tapas modernas. Por mi parte yo sigo con mis croquetas, mis alitas de pollo, mis embutidos y demás tapitas del genial universo granadino donde la tapa está incluida en el precio de la birra.
Continúo leyendo la noticia para saber que en este bar de tapas podremos seguir degustando y disfrutando del famoso corte de parmesano, las aceitunas esféricas -nunca podremos dar las gracias de forma adecuada a Adriá por comer hasta entonces aceitunas cuadradas-, la crep de pato Pekín -no comento porque no tengo ni idea de lo que es esto-, la nube de lima y coco....sin olvidarnos de la mozzarela esferificada -está claro que no serán bolitas de mozzarela pero no se me ocurre qué otra cosa pueda ser-, lo dicho...maravillas culinarias.
Si repaso la lista de "tapas" que han pedido esas seis personas que gustosamente han hecho público lo que han pagado por estas tapas modernas reconozco que si hubiera sido partícipe de esa reunión el cabreo que tendría en estos momentos sería monumental. Haber soldado cincuenta sestercios para no comer nada -encima sin fumar con la dichosa ley- no digo más. Solo de pensar la cara que yo mismo habría puesto al ver el "corneto helado de queso payoyo". Ni por una señorita hago yo eso. Más que nada por ser contraproducente. Hubiera descubierto mi natural mal comer...el ser un autentico delicaducho para el llantar. Y acojonado encima de no coger color verde en la piel al detectar el más mínimo atisbo de mi enemigo siempre presente el queso.
No, yo no voy a la snackería de Adriá. Ojo, no digo que no vayan, nada más lejos. Vayan y disfruten y coman y paguen que en estos momentos de completa oscuridad económica, cualquier nuevo negocio hay que apoyarlo, bendecirlo y desearle el más completo éxito. Genera puestos de trabajo...todo un lujo en nuestros días...y caldo de cultivo para todos los fantasmas -masculinos y femeninos- que siempre han ido con Pepe a tomar algo a la snackería de Adría...y qué maravillas contarán.
En fin, a estas alturas no queda otra cosa que pensar en el próximo jueves y en el maravilloso bocata -quiźas dos bocatas- que me voy a marcar en las Bodegas la Mancha, con mi tubo de cerveza...Los mejores bocadillos de toda Granada. Tiembla Adriá que esto también está bueno.
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