domingo, septiembre 19, 2010

Vuelta a las crónicas.





Dos borradores andan en el escritorio del blog desde hace unas semanas. Ahí se quedarán hasta que los mande a la papelera. Un largo periodo sin escribir porque hacía mucho calor, no me apetecía y estaba muy cansado. Que cascado llegué a las vacaciones. Pero bien, eso es agua pasada.


Termina el verano. Mira que me gusta a mi el verano pero estoy ya hasta el carajo de este y del infernal calor pasado en tierras granadinas. No voy a relatar la crónica veraniega pero si puntualizaré que estuve por tierras gaditanas -esto me lleva a recordar eso de nunca digas de este agua no beberé- concrétamente por Arcos de la Frontera y Conil...Mucho Conil, mucha playa, cojonuda por cierto. La mejor hasta ahora de todas aquellas en las que me he bañado cual manatí blanco. Todo bien, buen verano.

Pero nuevamente al trabajo -gracias a Dios todavía puedo decirlo- y a la rutina. Creo que esta nueva temporada invernal se presenta entretenida. Aventuro que movidito invierno el que espera...pero todo hay que afrontarlo con "frialdad Corleone". Dicho sea de paso que he querido empezar la vuelta a la normalidad con buenos propósitos. Así adelanto que llevo 18 días sin fumar y mira que ultimamente me ponen palos en las ruedas para que vuelva a caer porque a veces las nuevas son vértigo ciertamente. Pero que coño tengo empeño en dejar el hábito de fumar. Una lástima ya que yo disfruto fumando pero principalmente por la salud, la pasta que te ahorras y antetodo porque ahora si quiero dejarlo lo conseguiré. Una mano de Dios siempre viene bien en este caso aunque lo cierto es que parece que se divierte más echándome el humo a la cara en forma de "malas nuevas". Así es que acepto mi castigo y penitencia.

No por ello, sino por cumplir voto o promesa también anuncio que para mayo o junio, supongo que a principios de año ya tendré más programada la fecha, este que escribe se va a marcar los mínimos cien kilómetros preceptivos o algo más para conseguir la compostelana. Vamos que voy a andarme los cinco últimos días del camino de Santiago. Del camino francés y en principio solo. Me gustaría hacerlo en solitario pero a nadie -o casi nadie seamos sinceros- se le puede negar querer hacer compañía caminando hacia Santiago. Bien, de aquí a fechas ya veré que pasa. Así que cumpliré promesa con el Apóstol y de paso limpiaré mi alma que nunca viene mal. De modo que hilando con esto estoy casi todos los días paseando para ir haciendo algo de ejercicio. Tampoco es cuestión de forzar la jodida rodilla más de la cuenta pero cuando salgo de currar y en festivos el chache sale a caminar. Hoy mismo me he dado un buen paseo, una horita y media como siempre pasando por mi fuente de poder, tranquilidad y bienestar que es la Alhambra y sus alrededores. Que bien me sienta andar, especialmente para pensar y poner en orden las ideas y acciones a realizar así como juzgar los hechos acontecidos, las reacciones antes los hechos y a veces simplemente dejar volar la imaginación mientras se camina como excelente terapia de relajación. De igual forma que conseguimos quemar los catacroquers y birras consumidas en la noche anterior. Todo perfecto.


Añado además para el que pueda también hacer este paseo-terapia por la Alhambra y sus accesos que sentarse en alguno de los bancos del camino y beberse tranquilamente el botellín de agua. Por cierto que esto si que es denunciable el tener que acoquinar 1,20 € por un botellín de agua en las máquinas de la Alhambra, en fin un robo. Aunque sarna con gusto no pica puesto que el agua fresquita ayuda y mucho a descansar de la subida. Especialmente si la subida se realiza a ritmo de desfile legionario que es como yo subo. Tengo que acostumbrarme a caminar más despacio entre otras cosas porque hay veces que me reclaman bajar paso. Supongo que será por aquello de caminar casi siempre solo que no voy pendiente de mi acompañante casual si se presenta la ocasión. El caminar al ritmo que marca una señorita me implica tener que ir pendiente de como camino pues me cuesta mucho caminar despacio. Esto entra dentro del tomo treinta y cinco de mi colección de manías.

Eso si, uno de mis grandes pilares para el abandono del gustoso hábito del fumar es ver que con solo dos semanas largas y de hecho a los pocos días de cortar el suministro de nicotina y alquitrán al cuerpo donde habito este me premió con dejar de estar hipando a poco que hacía algo de esfuerzo físico suplementario y eso me lleva a aumentar mi ritmo de caminar desfilando para saborear la ausencia de cansancio respiración entrecortada anterior. Además pienso mejor. Supongo que suplo la carencia de nicotina para mis neuronas con más aporte de oxígeno que palie la carencia de la droga tabaquera. Por cierto que por supuesto tengo treinta y seis o más crisis diarias de querer fumar -aunque van disminuyendo de forma espectacular- pero no me importa más de lo necesario. Cuesta horrores no fumar a veces, otras es simplemente dejar pasar un par de minutos y en resumen igual hasta parezco mejor partido. Solo parezco lo dejo claro.

De modo que aguantar marea, no echar un paso atrás que este que escribe es un tercio español. Por mucha mierda que nos metan -merecida a veces y otras no- este tercio español no va a fumar y si irá a presentar respetos a Santiago Apóstol.


1 comentario:

Alex dijo...

Me alegro de tenerle de vuelta. En unos días, previsiblemente (qué recuerdos) la semana que viene, me pondré en contacto con Vd.
Un abrazo