martes, noviembre 02, 2010

Pasado el puente, halloween y muchas cosas más.


Deseando estaba que pasara el puente. Entiendo que pueda, no pueda, sino que debe parecerles sumamente extraño que quisiera que pasara el puente. Yo les explico; simplemente uno de los pilares fundamentales en los que se asienta mi estabilidad emocional había flaqueado. El viernes por la noche el pánzer me dejó tirado hasta hoy. Cosa normal porque en puente de vacaciones la gente no curra y mi mecánico no iba a ser menos. Pero bien, todo olvidado que nuevamente tengo el auto descansando en mi garaje. A Dios gracias que al menos no faltó el papel higiénico en casa, otro de mis pilares fundamentales, porque ciertamente entonces se me hubiera planteado un problema de estabilidad emocional difícil de soportar.

No estoy haciéndome el raro. Está fuera de toda duda, esto lo comento para aquellos que si duden, que mis seres queridos, donde entran familia y amigos, salud, trabajo y dinero son los pilares fundamentales -el orden es mejor dejarlo para otro post- de mi vida y la de cualquier persona aceptablemente normal. Eso no quita que además el papel higiénico y mi coche sean otros pilares fundamentales. También añado que esto es harina para otro post.

Me centro en halloween y el fin de semana fiestero. Me vuelvo al sábado bien temprano, a eso de las ocho de la mañana, en el coche -en el mío no...mi prima me dejó el suyo- de camino para el trabajo porque este pasado sábado me tocó trabajar. Me quedé impresionado de la cantidad de jovenzuelos y muchachitas que iban de retirada disfrazados a tono con la fiesta de Halloween y a fe mía con una indecente e indigesta cantidad de alcohol en sangre circulando por sus venas. No pienso en criticar la adopción de esta fiesta fundamentalmente estadounidense porque luchar contra El Corte Inglés es además de saber que la batalla está perdida de antemano...sería criticar otro de mis pilares sino fundamental si prioritario como centralizar todas mis compras en él y en Hipercor. Excepto los zapatos que siempre voy a mi tienda pequeño-comercio-céntrico de toda la vida. Lo dicho, todos mis jóvenes paseantes midiendo atentamente el ancho de la calle doctor Olóriz mientras sus féminas acompañantes demostraban sus dotes de funambulistas montadas en semejantes alturas de tacones.

Vale, bien también, hoy critico poco parece. Continúo pues; a eso de las ocho de la tarde acordé con el Maestro el pegarnos un buen maratón de fútbol, en el bar de fútbol. Ver el el fútbol en el bar el fútbol es lo ideal. Buenas tapas, dos televisiones, parroquianos amantes del fútbol -alguna estridencia pero poca- y encima la posadera como bien decía el Maestro, de un muy buen ver que estaba la muchacha. Muy atenta a que nuestros vasos nunca pasaran mucho tiempo vacíos del oro liquido de la cebada, consumiendo buenas tapas y disfrutando o cuando menos pasando cómodamente la velada. Victoria del Madrid, el partido del Barca lo dejamos más que encarrilado cuando tomando conciencia del número de cervezas consumidas, con sus respectivas tapas claro está -no olvidemos que estamos en Granada, la ciudad reina del tapeo- el mejor camino era andar un rato, no mucho claro está y pasar de las birras a los copejos.

No aceptamos ir a la Mae -discoteca por antonomasia- y mejor dirigirnos hacia un buen pub de copas, al Hanningan's de la Plaza Fortuny -ya descrito en otros post- para consumir y digerir nuestros deseados copazos. De camino hacía el lugar el Maestro señaló la posibilidad de que el local estuviera invadido por gente en plan fiesta halloween más si cabe en tanto en cuanto es un local muy frecuentado por guiris -especialmente ingleses, irlandeses y norteamericanos- de modo que la posibilidad de estar rodeado de guiris disfrazados de halloween era más que probable...de una certeza absoluta.

Pero llegamos a buena hora, en poco tiempo nos ubicamos en esa esquina de la barra donde ves a todos, te ven pocos y aún menos reparan en ti. Lugar idóneo para observar y para extraer temática para el blog. De modo que vimos desfilar a mucho disfraz, dominó como se decía antes, mucha señorita de bruja, mucho petardo de disfraz horroroso y más señoritas de brujas. Que me gustan a mi los disfraces de brujas; no para mi claro está sino para gusto de mi vista porque una señorita con sombrero de pico, taconazo, medias negras, si me apuran falda-minifada de corte asimétrico y alguna transparencia en color negro...Este cronista se funde nada más que de pensarlo.

Cinco copas como cordiales de Rivendel que dio la noche en el irlandés para disfrutar de tanta señorita, por desgracia no repararon mucho en nuestra presencia, y lo poco en que fuimos reparados no estuvimos prestos para aprovecharlo...aunque lo cierto es que todo no se puede conseguir, en todo no se puede estar y además qué íbamos a hacer sin disfraz. Claro que igual llegó un momento en que nos mimetizamos con la barra, puede que fuera así. Al menos desde luego la música fue de más que aceptable calidad. Esto tiene estas noches de halloween en un pub irlandés que siempre sabes que la música va a estar a tono con la noche y para ello nada mejor que clásicos del rock. Así hasta el fin de la noche, el cambio de hora y llegar a casa, paseando nada de taxis, pensando que no ha estado nada mal la noche de Halloween, lástima quedarme sin bruja.

Y nos plantamos en el martes, más que nada porque tanto el domingo como el lunes los he pasado profundizando en mi amistad con mi sillón orejero, la tele y poco más que soy hombre de pocas amistades. Disfrutando del puente leyendo por la mañana la prensa en papel, como Dios manda y no con tanto internete y pensando en tener que madrugar aún más el martes, llamar a la grúa, recoger el pánzer con la grúa, llevarlo al mecánico, arreglarlo, volverlo a recoger, dejar mientras tanto el coche de mi prima, ir, volver, ir y nuevamente volver del trabajo...comer en casa, comprar el pan...A estas alturas corto ya, porque me está entrando sueño, tengo hambre y con el estómago vacío, los párpados bajos y las neuronas a velocidad absurda...simplemente no se puede escribir. Da para ponerse el pijama, cenar y recuperar la conversación que mantenía ayer con mi sillón orejero.

No hay comentarios: