domingo, junio 12, 2011

Y la cuarta también la rompió...Crónicas granadinas.

Un buen sábado, tiempo más que aceptable y a primera hora un paseo por el centro de mi querida ciudad. Y es que Granada es una ciudad para pasear. Un urbanita como yo disfruta gastando un par de horas de su tiempo en un relajante paseo por el centro casco-viejo de la ciudad. Pura esencia granadina como la que destila la calle Elvira, un auténtico placer recorrerla a primera hora de la mañana, cuando aún el comercio no hace otra cosa que limpiar su tramo de acera, los perros flautas están a horas de comenzar a desperezarse, hay poco tráfico y se respira tranquilidad. Estoy por nombrarla mi calle favorita. Pavaneras, Santa Escolástica, Molinos. Si bien es cierto mi querencia por el barrio del Realejo, el entorno de Elvira me atrae más. Si es cierto que la han convertido en un continuo sin límites de kebabs y shawarmas...de igual modo mejor así que contemplar todos sus locales comerciales cerrados. Porque nada mejor para desembocar en Plaza Nueva que comenzar el trayecto bajo la antigua entrada a la vieja ciudad por el Arco de Elvira.

Y eso que mi propósito no era tanto el caminar -a buen ritmo como me gusta a mi- como si ese paseo solitario, despacio, casi con un ritmo cansino, adaptando a ese mismo paso los pensamientos para conseguir al menos un símil de relajación. Para ello esto del paseo es buena cosa. Aunque su practica hay que fijarla en horarios de poca concurrencia. Al menos para mi, el paseo es un verdadero placer, a ser posible disfrutarlo en solitario, y cuando menos sin tener que reptar entre atestadas aceras pobladas de habitantes metropolitanos. Porque el problema de andar por Granada en días festivos y a horas concurridas no es el turismo, ni siquiera la malafollá del granadino capitalino...el problema es la cantidad de metropolitanos -habitantes del cinturón de pueblos que rodean la ciudad- que aprovechan esto del fin de semana para volver a pisar centro urbano porque por mucho que presuman de adosado, chalet independiente, piso económico con cochera y supertrastero a solo diez minutos de la capital...falta tiempo el sábado para trincar el auto, esta vez por devoción no por obligación, y volver a pisar ciudad, no el centro comercial ni el parque del pueblo. Beber una buena y fresquita caña de cerveza en auténtico bar granadino -ojo que los hay sublimes en el área metropolitana- y disfrutar de la ciudad.

Parrafada lanzada y continúo mi periplo contemplando unos cuantos furgones policiales estacionados en la plaza Reyes Católicos...y al llegar a la altura de la plaza del Carmen, sede histórica del Ayuntamiento y sede actual de los indignados...veo que a estos les están suministrando manguerazo de limpieza en la plaza y casi que en los mismos enseres. No digo yo que todos sean culpables, pero si que mucho marrano si hay entre los acampados y vuelvo a reiterar el refrán de no es menester el ser marrano para ser santo. Desde luego que no hay que resumir en esa expresión este movimiento. No comparto la gran mayoría de sus propuestas aunque verdades como templos si han soltado más de una. Que no las han descubierto ellos es de todo conocido, pero que solo por sus acampadas los medios casi que se han visto obligados a reflejar ese run-run social de quejas que no se atrevían a plasmar. Dicho lo cual mejor continuar con la caminata.

No mucho tiempo más ocupé en caminar, los mandados, encargos domésticos del sábado me dirigieron hacia Viznar. A siete kilómetros de la capital es una autentica suerte tener aún un pueblo que siga siendo eso. No un mal continuo de adosados sin fin y sin sentido. Un pueblo con estructura de pueblo, con algún ensanche más o menos ya digerido, mucha limpieza, mucho sentido común. Buen lugar en suma.
El vídeo que reproduzco, o más bien los dos, son del lugar. Uno es de la carretera entre Viznar y Alfacar -esto por el tema de Federico Garcia Lorca lo conocerán y sino enlace a wikipedia- y el otro es de la fuente situada entre la Iglesia y una de las entradas al palacio del Cuzco.

Poco más dio lugar a hacer y después de la hora de comer nuevamente a las Titas por aquello de lo bueno del lugar, indicadisimo para conversar aunque mucho cuidado a la hora de pagar que casi siempre algún error en la cuenta vamos a detectar. No va a ser todo perfecto, en tierra de sátiros estamos y de avezados discípulos del Lazarillo de Tormes vivimos rodeados. De aquí allá...y por allá entendimos ayer caminar hasta el pié de la Torre, buen lugar para tapear, algo tarde que llegamos, poco lo que tapeamos, todas mis alabanzas a lo fresca que tiran la cerveza -eso no siempre se puede decir que todos los establecimientos que la "tiran"- lo bueno de las croquetas así como de los pimientos fritos. De modo que una cosa llevó a otra y entre medias a que el Granada ganara su partido de la promoción de ascenso. No todo está ganado ya pero un trecho si se ha recorrido. De igual forma que corto fue también el recorrido hasta el Hanningan's detrás de Gran Vía donde tras el consumo de un cordial de Jamison nos dimos cuenta que no era hoy un buen día para estar por allí y decidimos dirigir nuestros pasos hacia la Mae.

¿Que por qué termino en la Mae? Buena pregunta...igual por bailar; y tentar. Pero ojo que tema complicado es el baile, no todo es baile y puntualizar que este que escribe no baila todo. Aunque de entrada afirmo que me gusta bailar, no me gusta bailarlo todo. En esto soy como en las comidas, un auténtico delicado y del mismo modo que solo como lo que me gusta lo mismo hago con el baile. Resumo más, chumbas-wambas-maquineros-houses-progresivos el chache no los baila. Y un exceso de música hermana-lationamericana tampoco. Es lo que hay. Quejas al maestro armero y poco más añado.



¿Qué hacer cuando contemplas como rompen tres copazos de Jamison en menos de diez minutos por aquello de "se me ha escapado la copa"? ¿Como reaccionar ante el hecho que caiga una cuarta copa...siendo esta además la tuya? Haciendo una foto a la rotura de la primera copa y pensando si este no es un tema al que en una somera reseña habría que enviar a Iker Jiménez con una súplica para que lo investigara. Poco más en la Mae, pocas señoritas de buen ver -aunque siempre hailas...y como las Meigas poco despertamos su atención- de modo que la proporción señoritas y señoritos estaba moderadamente desproporcionada. No es que fuera un campo de nabos permanente pero casi. Y poco más, ningún triunfo. Aunque un guerrillero no se rinde jamás. Buen paseo luego a la vuelta y un largo y muy agradable primer día de fin de semana vivido.

* Juro por mi honor que la copa fotografiada contenía Jamison Cola -o al menos eso pedimos- no ningún tipo de líquido o residuo nuclear -o nucelar como prefieran- así como que el amigo Ignacio no es un ectoplasma verde...vamos eso creo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no sabia yo capitalino, que cuando los de la metrópolis, vamos al centro llevamos un cartel que nos identifica, desde luego estos comentarios ......