domingo, marzo 13, 2011

Yo no trabajo aquí...señora.




Ya he comentado muchas veces que no es fácil escribir un artículo, un post artesano -buena denominación me ha salido- no siempre la neurona está en el estado adecuado, tampoco el ánimo a veces ayuda y desde luego son más las veces que uno mismo se censura por aquello de no escribir disparates. Disparate es la vida a veces, cierto es, pero no es el camino más adecuado abonar las barbaridades que se nos presentan con más leña de nuestra propia cosecha.

Sin embargo otras veces la suerte presta se pone de nuestra parte y del común rutinario surge una buena historia. Historia surgida este pasado viernes en el Hipercor. No hay mucho de preámbulo, la compra semanal, comprando los semanales artículos que se consumen...pan bimbo, suavizante, azucar, esta semana no tocaba nescafé y como siempre el aprovisionamiento lo hago de limpieza/varios hasta alimentación, dejando para lo último los congelados y refrigerados teniendo siempre en cuenta que es normal también que olvide recolectar algún artículo y tenga que volver sobre mis pasos. En este casó fue la esponja autobrillante para las botas-zapatos, kiwi -en mi opinión la mejor-.

Lo dicho, con el carro aceptablemente lleno -no olvidemos que estamos ya en el cuarto año de crisis y estamos al borde de un abismo- me disponía coger mi esponja autobrillante y reparé en el pasillo frente a mi que estaban los cepillos con recogedor mal puestos y lo peor, tres de ellos tirados en el suelo. No soy un ciudadano ejemplar, no soporto a la mayoría de la gente, odio los perros en las ciudades, me callo mucho aunque algún día reventaré y ante la duda pienso mal. Aún así no soporto ver un comercio, con el género mal puesto. Eso daña las ventas y da mal sensación. Y eso no es culpa muchas veces de los currantes del establecimiento sino de los petardísimos de clientes que colocan mal el género que tocan y aún si les cae...pues ahí te pudras en el suelo que para eso hay quien lo recoja, que soy cliente y el cliente siempre lleva la razón, aunque habría que recordarles que el cliente no es un dictador.

Así es que estoy recogiendo los cepillos con recogedor cuando detecto una presencia y no estoy hablando de fenómenos paranormales joder -subnormales sois algunos- sino de estas veces que sabes que hay alguien al lado tuyo. Y así es, una señora de unos cincuenta y pocos años, bien vestida, mejor aseada y perfumada -básico para mí estos aspectos- me dirige la palabra preguntándome algo así como
-¿me puedes decir dónde están las velas perfumadas?-
- Pues creo que están dos calles más al fondo junto con los platos...aunque no estoy seguro -mentira si lo estoy-
- ¿No lo sabes seguro?-
- Señora que yo no trabajo aquí que soy otro comprador como usted.
- Hayyy...perdona pero como te había visto ordenando esos cepillos.
- Pues no...jejeje lo que pasa es que la gente pasa de recoger y ordenar si tira algún producto y es una pena que se estropee por estar tirado en el suelo.
- Pero si son cepillos....¿de verdad que no trabajas aquí?
- No señora, no trabajo aquí. En ese momento estaba pensando que si trabajara aquí estaría inmediatamente después comunicándome con cajas para que le hicieran algún recargo o bajada en los descuentos a esta petarda.



Y es que le extrañó sobremanera que alguien hiciera eso. Seguro que aplaude una buena acción como ayudar a cruzar a una persona mayor, que le abran la puerta y esperen su llegada al ascensor. El buenos días o buenas tardes correspondiente con los vecinos y demás comportamientos políticamente correctos, de educación desde luego y casi que ejemplo de ciudadanía. Pero si le chocaba que alguien que no tuviera nada que ver con ese establecimiento se implicara en algo tan de trabajador del centro como recomponer el estado de orden de los artículos.

Así es, la gente siempre piensa que alguien vendrá por detrás a recoger lo que sueltan...y así ocurre desde luego. Claro que también ocurre que estos mismos recogedores a veces se cabrean y terminan tirando los trastos a la cabeza de quién va soltando mierda -esto lo digo en todos los sentidos- y la liamos. Ciertamente hay veces que es necesario y saludable hacer esto último.



Total que mañana es lunes y mejor bailar para torear la semana.

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