domingo, enero 09, 2011

Comilona después de la Ley antifumetas


Es que así ya mato dos pájaros de un tiro. Por un lado comienzo por citar al sr Delarge porque en parte me dio la idea para este post y terminando partes también para citarlo que se me cabrea por no aparecer como el resto de mis pocos estimados.

Bien, pues tomando el tema del primer pájaro a matar resulta que un fumador no fumador en permanente lucha como soy yo ha experimentado en carne propia la nueva ley persigue fumetas de interior. Y digo fumetas de interior porque pienso que de una forma y otra esta ley ha trasladado a todo humano fumador a echarse pitos solo en exteriores. Conste que mis cigarros consumidos se pueden contar con una mano. De modo que al no fumar en días laborables, y aclaro que eso significa que no fumo ni en el curro ni en casa ni entre uno y otros, solo me permito tiempo para disfrutar de un estupendo cigarrito los jueves por la noche con las birras correspondientes a este día y los sábados mismamente también.

Desde luego que ya he afrontado el hecho de estar de birras y no saborear esa estupenda mezcla del Lucky con la birra de Alhambra, ni tampoco con el catacroker de Jamison con cola. No pasó nada, ningún telele sufrió ni mi cuerpo ni mi espíritu y tampoco salí a la calle echar un pito.



De hecho mi primera experiencia extraña con la nueva Ley antifumetas de interior vino a colación cuando el viernes al mediodía iba por la calle caminando. Para ser más claro resulta que la mañana la había gastado hacer de porteador por aquello de estar en rebajas y después de unas horas de esa actividad cansada como pocas, una vez aparcado el pánzer, y caminando para hacer un nuevo mandado pues me eché un pito por aquello de quemar humo como terapia antiestress. A todo esto aclaro que ello fue posible porque el tabaco q lo tengo guardado en la guantera del pánzer para evitar su consumo . En el panzer me lo tengo prohibido desde que lo adquirí, en casa tampoco, en el curro tampoco, de tal modo que ahí reposa hasta que llega el jueves de birras que entonces si lo traslado -al paquete de cigarretes- hasta casa para hacer uso de él cuando llegue el sábado.



Total que me desvío del tema, resulta que que vuelvo a la situación de estar caminando y fumando por la calle cuando me di cuenta que estaba atravesando una calle con colegio incorporado en una de sus aceras. Bien, hace tres días pasé por el mismo lugar con la duda de si podía estar fumando y caminando por la acera de la calle frente al colegio. Comentando este tema con el Maestro, comentó el mismo que al estar fuera del recinto colegial, aunque pasara por el acera que bordea el muro exterior del colegio no es lugar censurable para el fumeteo.

Pues bien, resulta que no, porque tranquilamente iban mis pensamientos recordando eso cuando mis oídos centraron la atención en captar una conversación entre un grupo de madres recogeniños que largaban a más y mejor de otras madres fumadoras que ejercían su derecho de marcarse el cigarrillo mientras esperaban recoger a la prole colegial. Claro, cuando yo pasé a su lado, la simple mirada que recibí por parte de estas militantes antifumeteo fue de una sentencia demoledora en mi contra.

Dicho esto comentaré que en la comida de año nuevo, que algunos catalogan de la última comida de las fiestas navideñas y otros la catalogamos como la primera comida del año -en cuanto a todas las amistades juntas- celebrada en el mesón La Cueva en la calle Pedro Antonio, pues además de marcarnos la comida más amplia en cuanto a comensales invitados hablamos de diez y ocho personas- en ese momento compartía con el sr. Delgado la sensación de que no saldría bien...afortunadamente errónea. Por cierto, todas mis alabanzas a la cerveza del lugar y con permiso del sr. Jiménez al queso de cerdo que sirven en el lugar también. Lo dicho, una comida agradable a un precio sin la menor crítica y una posterior emigración al Pub Amsterdam para departir amigablemente mientras continuamente trasegábamos copejos.

¿Y el tabaco? Pues nada, durante la comida un par de salidas con un cigarro consumido cada vez. Y durante la sobremesa alargada en el Pub pues creo que fueron tres las salidas. Bien, pues en el transcurso de casi ocho horas entre las cervezuelas precomidas, la comida, la sobremesa y la larga estancia en el pub...unas ocho horas y unos seis-siete cigarros consumidos. En circunstancias normales yo habría más que duplicado el consumo de tabaco. De hecho hasta el final de la noche, terminada preceptivamente entre un par de copas en la discoteca Maewest no volví a consumir ni un solo cigarro.... a eso de casi las tres de la mañana que nos estamos remontando ahora cuando antes de entrar a casa si me fumé un cigarrito para terminar la larga y divertida jornada. Total ocho cigarros en catorce horas largas de jornada comilona-fiestera. ¿Lo mejor? La absoluta normalidad. Si acaso entiendo que habrá futuros problemas con todos aquellos españoles que duerman en pisos hipotecados en zonas con bares y pubs, puesto que les costará un mal rato y menos sueño del necesario el aguantar a los fumadores echándose un cigarro y una conversación a las tantas de la madrugada cuando con el silencio las conversaciones suben a un nivel de ruido insoportable para conseguir y proseguir con la actividad normal que se desarrolla a esas horas por el común de los mortales, que no es otra cosa que dormir....¡¡¡ A ver en qué carajo me estaban pensando!!!.



Pero bien, vuelvo a repetir que muy bien. De hecho incluso el tema de la ropa que no huela a fumeteo es muy curioso a la vez que higiénico. Por cierto y haciendo un paréntesis en el tabaco tengo que cumplir la promesa que hice de plasmar en el blog mis alabanzas al Frankfurt-bocanegra de la calle Pedro Antonio al que hacía años que no entraba y que disfruté una barbaridad al comprobar que mantiene el mismo estupendo sabor en las hamburguesas y salchichas que siguen sirviendo y nosotros consumiendo.

De hecho lo que si me niego es a guardar cola para entrar y salir de una discoteca con el tema del fumeteo y encima estamparme en la mano un sello que lleva cientos de estampaciones en manos anteriores, por tanto una oscura fuente de contagio de enfermedades de la piel. Entre que estos lugares cuando se ponen a reventar de gente no los soporto...ojo y solo aquellos establecimientos de este tipo que disponen de salas de música ochenta-noventa...vamos que nada de chumba-chunta de los santos cojones del danceprogresivo del carajo. Y no fumaba nadie, o al menos no me di cuenta. Señoritas ninguna, más que nada porque en ellas centraba mi atención y no porque fumaran o no, precisamente.

En fin, todo aceptable para terminar el post -creo que se me ha hecho excesivamente largo para el gusto del sr. De las Heras- pero no siempre se puede acertar con todos.

* Si hago una última mención a la estancia del citado señor irlandés por tierras granadinas. Como siempre un placer echar unas birras y copas con él y un lujo poder departir durante horas. Creo que hablo por los asistentes a las birras, el sr. Delarge, el Maestro, el citado irlandés y un servidor que estos encuentros se echa de menos el estar todos. Pero al fin y al cabo es ley de vida. Por otro lado si nos viéramos con más frecuencia volaban los cuchillos.



* ¿Quién no se apuesta que en los despachos privados del Congreso se sigue fumando? Por qué no aparece ni un solo político que abiertamente diga que fuma. No digo ya del gobierno sino de la oposición. Y los puros de Rajoy no me valen.

* Termino las aclaraciones recordándole al sr Utah el envío de las fotos del evento si es tan amable.



Paz y bien.

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