domingo, diciembre 31, 2006

Requiescat In Pace 2006.

Nuevamente nos encontramos en la sala de espera de cuidados intensivos porque nuestro amigo y hermano el año 2006 le quedan dos telediarios. No, le queda un telediario porque este articulillo los estoy escribiendo a eso de las seis de la tarde y salvo boletín especial, creo que sólo queda el telediario de las nueve. Así que vistámonos de negro y cual plañideras alquiladas para el sepelio, lloremos por la muerte de 2006. Bueno para unos, malo para otros y “ni chicha ni limoná” para la gran mayoría.

Personalmente no puedo considerar al 2006 un año malo. No sería justo si lo valorara negativamente, creo que ha sido un año muy didáctico. Jode un poco que al final de su existencia una panda de hijos de puta a eliminar se hayan cargado las expectativas de paz de muchos. Molesta y enerva el hecho que muchos también, vuelvan a no dormir de un tirón por las noches. Tengan nuevamente que antes de mirar si tienen el coche sucio y necesiten lavarlo tengan que mirar si le han colocado algún regalito en los bajos del coche etc.

No creo que haya sido un mal año para España. Pienso que si pensamos que para el país en general no ha sido un mal año, por lo menos para la gran mayoría de los españoles tampoco. Está claro que generalizando o positivizas o negativizas la perspectiva, pero no hay forma de llegar a una acuerdo entre los españoles sobre la idoneidad o no de este 2006 que acaba.

Sin embargo si creo que el 2006 si ha sido un mal año para el mundo. A estas alturas de civilización, o de alianza de civilizaciones como dice el presidente Zapatero, el juzgar, ahorcar y encima visionar la muerte de un exdirigente de un país no da muestras de progreso. El señor Hussein que en paz descanse si así lo quiere Dios, está claro que no era un bendito, es muy posible que mereciera la muerte, pero no más que el etarra que pulsara del detonador de la furgoneta bomba de Barajas, y sin embargo no creo que se le juzgue de la misma forma. Considero que en el momento que alguien cruza la frontera de matar, o proyectar matar a más de una persona, es lo mismo que al final mate a dos que a dos millones. No creo que esto sea un pensamiento muy compartido, pero por alguna razón hay cierta explicación al acto de matar cuando es defensa propia, aún con lo delicado que es el concepto, por accidente etc. Pero poner una bomba en un parking o gasear a un pueblo entero, eso es igual. Por desgracia hay personas que se asemejan demasiado a las células cancerígenas y creo que habría que hacer con ellas lo mismo que se hace con el cáncer, combatirlo y desde luego extirparlo.

Sin embargo no estamos en tiempos de la edad media para en mitad de la plaza pública colgar al ajusticiado. ¿Qué ha cambiado entonces? La plaza pública ahora no es un recinto físico, la plaza pública ahora es Internet y los medios de comunicación clásicos. Sin embargo el vulgo inculto es el mismo. Esto si me preocupa mucho. No hay ninguna necesidad de airear la muerte. No piensen en Saddam esta noche cuando estén liados con las uvas no vaya a ser que la visión de la cuerda alrededor de su cuello les haga atragantarse con las uvas.

Por cierto, en qué cadena vemos la retransmisión de las uvas. Yo voto por la primera cadena por varias razones. Primero por tradición, segundo porque seguramente las darán mejor que en otras cadenas...o eso quiero pensar, porque pienso y me pongo de muy mala leche cuando un personaje hortera de telenovela como beti la fea tenga a bien el presentar o retransmitir las uvas. Pues no coño.

Tampoco me gustan las retransmisiones territoriales o autonómicas. Primero porque las uvas se toman y escuchan las campanas desde la capital del país. Segundo porque no se me ha perdido nada en Sevilla, Málaga, Huelva o donde los desgraciados de canal sur decidan darlas. Puedo echar manos de las locales, pero para eso me armo de valor y me voy a la plaza del Carmen a escucharlas en directo en mí querida Granada. Bien es cierto que volver a ver a Ramón García dando las uvas es un poco pesado. Pero claro si yo les contara dónde y qué voy a hacer esta noche vieja me comprenderían como no es tan pesado Ramón García. Además si uno está a gusto es lo principal.

Porque eso es otra, los cotillones. Hace años que no voy a un cotillón de pago. Esas concentraciones de trajes y vestidos de noche a cientos, donde los Jonathan y Jennifer campan a sus anchas mientras suplicas a dioses y diablos que no te metan garrafón y vendes tu alma al primer demonio que te garantice que asesinará al Dj de turno que machaca tu neurona con ritmos solo soportables por mentes más cercanas al primate que al humano. Por supuesto todo ello a un precio escandaloso, claro que últimamente te ponen autobús para que tranquilamente te pote ese que ha estado quince veces a punto de hacerlo en la jodida fiesta pero que ahora acorralado en las filas de asientos del bus no tienes más remedio que aceptar tu humillante derrota e intentar esquivar el “pote” que eche por la boca. También tienen equipo médico, supongo que especializado en tratamientos antigarrafón, síndrome del condón-roto, cuerno incipiente...etc. Cuántas parejas nacen y se hacen en un fiestorro-cotillón, las mismas que se destruyen cuando en un descuido de la Jenny, el Jonathan se ha liado con la Noemí antes de que el novio DJ se de cuenta que no pincha igual de bien y rápido porque con los cuernos raya los vinilos...

Todo esto es fin de año, es un repaso al que ha dado de si el año, en un periodo donde tenemos que comer y beber a mansalva ya que parece que se acaba el mundo. Pero tranquilidad que llegará enero y entre gimnasios, hipotecas, el frío que hace, la resaca del garrafón de la puta fiesta de fin de año que todavía nos durará y algo más que ahora se me pasa, lo mejor será echarle la culpa al gobierno de no acabar nunca con la cuesta de enero.

Pásenlo bien, disfruten, beban, coman, echen un polvete si pueden...y sino pues no, o cabréense, estén a dieta o hagan y actúen como les venga en gana, pero entren en el nuevo año con buen pié y buenos deseos.

Feliz 2007.

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