lunes, julio 13, 2009

De festivales y músicas clásicas.



Pues sí, ayer domingo allí estaba yo que normalmente soy una seta cuando toca domingo como día de la semana, pues a eso de las nueve menos poco de la noche -noche es un decir- me desplacé al Palacio de Carlos V, dentro del recinto de la Alhambra. Por cierto que con el síndrome de seta que arrastraba por ser domingo no tuve más remedio que coger el pánzer y dejarlo en la entrada del Manuel de Falla, cerca de la Alhambra para quién no conozcan estos lares. Por cuanto a la vuelta ni tenía ganas de pelearme por un jodido taxi ni aún menos pretendía sentirme cual gallina ponedora de huevos en una jaula-mini-bus-empetado. Mucha gente y muy variada la que acude a estos eventos granadinos. El festival de música y danza de Granada, uno de los más antiguos de España, aquí les pongo los enlaces a su web y en la wikipedia, además de por su prestigio mucha gente acude por el simple hecho de darse pisto; esto es farolear a más y mejor.

De modo que nos podemos encontrar con el típico guiri -turista extranjero- en pantalón corto, chanclas y mochila sucilla...hasta la repelente señora ataviada con vestido hortera de boda y hasta cierto punto cabreada porque los veranos granadinos no son adecuados para las pieles que sino se pone los zorros de seis mil euros que se sacó de abrigo y no luce lo suficiente, claro que no pierde la esperanza de un frente frío granadino de mediados de julio para poder ponérselos delante de tanta gente. Mucho socialdemócrata por supuesto, empezando por el presidente andaluz Liñán; alguna señorita muy mona, muchas juventudes del PP y del PSOE igual de pijos e impresentables y una dosis de conversación aburrida que llegaba a mis oídos para atontarme aún mas con el calor reinante. Porque esa era otra, es raro que en la Alhambra y a esas horas hiciera calor, normalmente se levanta una brisa de lo más agradable y ayer parece que hasta el aire se olvidó de pasar por el castillo rojo. Menos mal que había un catering muy molón donde pudimos habituallarnos de birra y de medias noches de jamón york y queso; obviamente después de robarnos en cuanto al precio, bueno a mi no, a mi primo Manolo que fue quién acoquinó. Total que todo más o menos bien, por aquello del tema de no saber si habría ceniceros. No voy ponerme a tirar colillas en el monumento que da de comer al sector turístico granadino, pues no me llevé tabaco y a la hora y pico de estar ahí, con dos birras encima y algo de aburrimiento, pues tenía unas ganas de echarme un pito inenarrables. Con la historia de echar una "desbebida" antes de entrar al concierto y de camino a los servicios hice una visual o lo terminator a ver si localizaba a alguna o algún fumador para mendigar un pitazo. Pero yo no estoy hecho para eso y cuando seleccioné a mi patrocinador de humo este resulta que me enseñó el paquete vacío diciendo que terminaba de encenderse el último. El último tenía que ser -pensé yo...no de manera muy correcta- pero bien, vencí el cabreo y la abstinencia con el mejor tratamiento que tenía a mano, ir a los baños, echarme un par de "gañafás" de agua en la cara, una desbebida -como dije antes- y mi mejor cara para entrar al concierto. 

Así que llegó la hora de entra y allá que entramos; teníamos entradas para la primera planta, que según dicen es donde mejor se aprecia la impresionante sonoridad del Palacio de Carlos V, y nada...a ver a Daniel Barenboim con su Staatskapelle Berlín interpretando la sinfonía número 4 en  mi Bemol mayor, "romántica" de Anton Bruckner. ¿Qué les puedo decir? De primeras que sesenta y ocho minutos de disfrute. Totales no, todo hay que decirlo porque algún pasaje era un poco pesadete para mi gusto y para mi cansancio acumulado a esas horas de la noche de mi domingo setero y me costó creo que tres ataques agudos de soñarrera salvados con medidas extremas versadas en convertir el programa de la velada en un abanico revolucionado...hasta que me salió volando hasta el suelo. En un posterior ataque estuve estudiando pasmosa y tranquilamente el movimiento de mi pie y en el último y refinitivo ataque de atontamiento...no tuve más que dar un par de cabezazos rápidos vencido al sueño y mirando a ver si se habían percatado mucho de mis lapsus de atención musical al evento.

Pero bien, de todas formas comento que en mis momentos de lucidez -que fueron la inmensa mayoría de la velada musical- además de prestar la atención debida a cien músicos y un director de fama mundial, también presté un poco de atención sonora a la gente que me rodeaba y que también combatían muchos de ellos el efecto tranquilizador y casi soporífero de la música...con suspiros, cambios bruscos y sonoros del cuerpo en la silla correspondiente, traqueteo constante de los zapatos en el suelo de las gradas y demás movimientos varios destinados todos a no pasar la soberana vergüenza de soltar un sonoro y vil ronquido en mitad del evento. 

Y digo, como todo en esta vida -sobretodo lo bueno- se terminó, hasta que no dejé al pánzer durmiendo el sueño del guerrero en el parking y yo de vuelta a casa...justo cuando salía de la puerta del aparcamiento....pues entonces me fumé un cigarrito...recordé la música y me gustó mucho...muchísimo lo que había escuchado. Qué lástima que no me dejaran echarme un pitazo...también reconozco que no es el lugar más adecuado un monumento de casi quinientos años como es el Palacio de Carlos V -quinto de Alemania y primero de España- pero bien. De vez en cuando una salida y desplazamiento en domingo no está mal para una seta como yo. Eso si, esta mañana y después de tres noches de poco dormir, viernes y sábado de nocturnerias y ayer de nocturnerias pero "fisnas" dejaron como resultado que esta mañana sinceramente...yo no podía considerarme una persona. Esta noche y después de unas tres horas -discontinuas claro está- de siesta...ya vuelvo a sentirme humano.

Tengan buen comienzo de semana.

* como denota la calidad de las imágenes, las dos primeras fotos están realizadas con mi pericia habitual en el mundo fotográfico y claro está con la supercámara de mi nokia 6555

3 comentarios:

Alex dijo...

Ha sido Vd. un privilegiado al poder haber presenciado un concierto del Sr. Barenboim interpretando una de las obras de Bruckner que mejor demuestran la maestría de este compositor en el uso del viento-metal.

Ya estoy mentalizándome seriamente respecto de que es cierta la amenaza de que me van a visitar a Huelva sus amigos y Vd. Aunque hasta que no les vea en mi piso, no me lo voy a creer del todo.

Anónimo dijo...

Coincido con el Sr. Delarge en la apreciación relativa al privilegio de poder disfrutar en tamaño escenario del maestro Barenboim. Tenga por más que considerable la envidia me atenaza en este preciso momento. Y de la misma forma, me temo, que he de coincidir en el hecho de que hasta que no estén con Alhambra en mano en el sofá del Sr. Delarge, no habremos de afirmar que, efectivamente, se encuentran en su hogar. Y por la parte que me toca, esta última reflexión, me llena de congoja en la incertidumbre de la espera... ya imgainan por qué.

Sean buenos.... Saludos

Santino

Santino dijo...

Aposdato (desconozco la validez del termino, pero mola): escribo este comentario con mi nueva identidad, por lo tanto no deja de ser una prueba... siento la licencia