domingo, enero 24, 2010

La erótica muerte de Fernando el Católico

El 25 de noviembre de 1504 murió en Medina del Campo Isabel la Católica y el mismo día se encargó su viudo, Fernando, de la regencia de Castilla, de cuya corona había sido designada heredera su hija Juana. El Católico renunció al uso del título de rey de Castilla y tuvo inmediata conciencia de que un poderoso grupo nobiliario ponía sus esperanzas en la llegada del archiduque Felipe el Hermoso. Se repiten los títulos y los apellidos de las mismas gentes a as que hemos visto alborotar el país en reinados anteriores, y en concretísimo, figuran en la pandilla los perjudicados por la cancelación de las pródigas y frívolas donaciones efectuadas antaño a expensas del erario público.

En esta conspiración se entreveraron en seguida elementos extranjeros, como seguramente hubiera ocurrido también aunque el Hermoso no fuera parte integrante de ella y no llevase consigo la firma en blanco del emperador, su padre. Para desalojar a don Fernando de Castilla, este grupo se buscó la solidaridad con Francia. El emperador daba a su rey, Luis XII, la investidura del ducado de Milán y le ofrecía también vía libre para la conquista de Nápoles.

Es conocida la aguda y atrevida reacción de Fernando el Católico. En breve tiempo pactó su matrimonio con Germana de Foix, sobrina del rey de Francia, y el 18 de octubre de 1505 lo celebró por poderes. Los tratos previos eran bastante más gravosos para nuestro rey de lo que estaba acostumbrado a firmar, y daban a los franceses más dinero y más oportunidades de lo razonable. Hay que valorar, sin embargo, el acorralamiento en que el Hermoso y sus amigos de la nobleza castellana habían querido colocar a Fernando. Ballesteros sentencia:"Se trata de un casamiento producido por la razón de Estado. No procedió de ninguna inclinación hacia aquella princesa ostentosa, frívola, coja, sin excesivos atractivos, gran comedora y con marcadas tendencias a la obesidad".

Estas escasas gracias de su consortre y el peso de los años y de las fatigas inspiraron a Don Fernando la malhada idea de buscar en la farmacopea algún auxilio para sus facultades eróticas. Por lo demás, al rey, colérico por tantas ingratitudes y descortesías como estaba recibiendo, nada le habría divertido más que tener un hijo, legarle la Corona de Aragón y presenciar desde el cielo como el Hermoso llevaba Castilla a la ruina. En 1509, doña Germana parió un niño y, aunque sólo vivió unas horas, el mundo había temblado.

Los cronistas Anglería y Galíndez de Carvajal refieren que para conseguir de nuevo este efecto, el rey acudió al remedio popular de tomar un cocimiento de testículos de toro, en cuya eficacia tenían puestas todas las esperanzas, tanto don Fernando como su esposa. El preparado surtió un resultado adverso, puesto que el rey pasó a mejor vida. Era el 23 de enero de 1516. Un adivino había anunciado muchos años antes que don Fernando moriría en Madrigal (donde había nacido doña Isabel) y él se guardó muy mucho de poner nunca los pies allí. El lugar donde falleció se llama Madrigalejo.

Fuente: Pedro Voltes. Historia inaudita de España.


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