jueves, abril 23, 2009

EL CAMINO PARALELO. APENDICE 1. EL PRIMER REGRESO.



No podía cerrar las crónicas del Camino Paralelo sin dar las últimas noticias sobre los peregrinos y reflejar alguna reflexión sobre el camino que comenten nuestros andadores hobbits.

Bien, el Barón ha llegado esta tarde a eso de las nueve menos cuarto a Granada. Por cierto, puntualidad británica de los autobuses. Es curioso pero siempre que voy a la estación de autobuses -tampoco es que la frecuente mucho...más bien poco o nada- parece que estoy en otra ciudad. Cosas mías, creo que me marcaré un post sobre el tema. Pues eso, nuestro querido Barón ya está en sus dominios de Bracana. A eso de las ocho y veinte llegué a la estación, aparqué el Panzer, tuve que acoquinar cincuenta céntimos a un rumano aparcacoches -así los gaste en...esto no es muy de cristianos, lo siento pero me sacan de quicio- en fin, que esperando en el andén a el Barón me fumé un cigarro y miré el andén el que debía entrar el autobús. Concretamente el 23, pues frente al 23 que me situé. No había mucha gente, un par de chinos una mujer algo mayor y algunos mochileros. 

Pues ya está aquí el autobús, anden 23...se baja todo cristiano viajante del bus y el señorito Barón que no baja. Claro venía en otro autobús, más que nada eran cuatro los autobuses procedentes de Madrid pero claro, hubiera sido mucho trabajo para el funcionario de turno hacerlo saber, tanto que eran más buses como que se asignaban más andenes lógicamente. Bueno, pues ya localizo al Barón -más exactamente me localiza él a mi- y nada. Talmente un hippie, con barba, si...con barba. En los casi veinte años que lo conozco jamás lo había visto con tanta barba -por parroquias eso si- y negruzco...vamos una pinta de caminante cojonuda. Las pruebas oculares dan fe de haber realizado el camino. Por supuesto totalmente flipado con la aventura, contando bastante anécdotas y hechos. Pero se chinchan que todo no lo voy a contar aquí, bastante han tenido de información...y poco más. Con toda la lástima del mundo metió el Barón la mochila en el maletero del Panzer...-estaba sucia...qué pasa!!- y rumbo a Brácana

En cuanto al Maestro, haciendo tiempo en la estación mientras esperaba la llegada del Barón estuve hablando con él. Todo bien, disfrutando como Dios manda de Santiago en compañía de más peregrinos y haciendo uso de las buenas viandas y vinos del lugar. Nada más, la vuelta del Maestro la dejaré para el apéndice 2 del Camino, pero eso será sobre el domingo porque hasta el sábado no regresa el Maestro.

Buenas noches.

* Como supongo que habrán deducido al menos quienes siguen las crónicas del Camino, si, esta es la Cruz de Santiago que les encargué y que ya tengo puesta en la cadena. Más protección nunca sobra...y más aún en estos tiempos oscuros de crisis que vivimos y que por desgracia nos rondarán durante bastante tiempo.

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